No somos racistas. Se nos llena la boca cuando lo decimos. No somos racistas. Porque el racismo es algo vil y feo, y discrimina a las personas. Todos estamos de acuerdo con eso.
Algunos incluso son de los que dicen eso tan manido de “yo no soy racista, porque tengo una amiga negra”. Bueno, sin comentarios. El problema es que sí somos racistas. Bueno, el problema en realidad es que no lo reconocemos.
Hoy tenía pensado publicar otra cosa, pero a raíz de los últimos acontecimientos, me veo en la necesidad de mostrar mi indignación en relación con las últimas muestras de catetismo e intolerancia de la gente.
No lo hago buscando compasión. Lo hago desde la rabia, porque me parece vergonzoso que nos las demos de lo que no lo somos. Tampoco quiero que nadie me diga “no te enfades, Desirée” intentando mostrar su compresión, porque esto es para enfadarse, y mucho.
No somos racistas
Donald Sterling, el dueño racista de los Clippers
Supongo que a estas alturas ya sabes de quién te hablo. Donald Sterling, el dueño de los Clippers, que le dijo a su novia mexicana en una conversación telefónica:
Me molesta mucho que difundas que te estás relacionando con gente negra. ¿Tienes que hacerlo? Puedes dormir con ellos. Puedes traerlos aquí. Puedes hacer lo que quieras. Lo poco que te pido es que no lo promociones, que no los lleves a mis partidos, que no los traigas al pabellón. No pongas a Magic [Johnson] ahí, en Instagram, para que el mundo lo tenga que ver y luego tengan que llamarme. Y no le traigas a mis partidos ¿Por qué te haces fotos con minorías?
No me digas que esto no es grave. Me parece vergonzoso que alguien diga estas palabras.
Por suerte, el mecanismo de la NBA se puso en marcha en seguida y Adam Silver, el comisionado de la NBA compareció para comunicar que Sterling iba a ser objeto de la mayor sanción permitida en la NBA: expulsión de la NBA y multa de 2,5 millones de dólares que se destinarán a luchar contra la discriminación.
La decisión ha sido aclamada por muchos sectores de la sociedad y la política de Estados Unidos. Y a mí me parece muy bien que el alto mando de la NBA decidiera ser totalmente tajante ante unos comentarios de ese tipo.
Platanazos en el fútbol
Racismo en el baloncesto y racismo en el fútbol español. En el partido jugado en el estadio del Vilareal el pasado 27 de abril, un hombre lanzó un plátano al jugador del F.C. Barcelona Daniel Alves, mientras se disponía a efectuar un saque de esquina. Daniel Alves decidió recoger la pieza de fruta, darle un mordisco y después seguir jugando.
Ese gesto ha dado vueltas y vueltas por todas las redes sociales y medios de comunicación y muchos famosos han aparecido también comiéndose un plátano como muestra de apoyo y solidaridad ante el gesto racista del que fue objeto el jugador de fútbol, en lo que ha sido la última campaña contra el racismo, surgida espontáneamente en las redes sociales bajo el hashtag #todosomosmacacos.
¿Las consecuencias del platanazo? El Vilarreal, club del que es socio el agresor, ha decidido retirarle el carnet de socio de por vida y vetarle para siempre el acceso al campo. Además, la Policía Nacional detuvo al sujeto por haber cometido un delito que atenta contra los derechos fundamentales y libertades públicas recogido en el artículo 510 del Código Penal, que en su punto primero dice lo siguiente:
Capítulo IV. De los delitos cometidos con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas garantizadas por la Constitución:
1. Los que provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía, serán castigados con la pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses.
Espero que, en este caso, la sanción sea también ejemplar. Aunque este tipo no tenga antecedentes, lo que ha hecho me parece de una gravedad importante y no puede quedar sin castigo.
Escupido por ser negro
La última historia también tiene bemoles. El mismo domingo 27 de abril, pero esta vez en Madrid, el director de cine y ganador de un Premio Goya Santiago Zannou, a quien tuve la suerte de conocer en la 4ª Gala de Premios Afrosocialistas, fue escupido en una cafetería de un barrio del centro de la ciudad. Él mismo lo explicaba en su perfil personal en Facebook:
Qué mal me siento, he podido matar a una persona.
Aun se mantiene en mi esa horrible sensacion, hacer que alguien deje de vivir, que feo, es tan oscuro hacer que alguien deje de vivir que me siento fatal, con lo bonitas y hermosas que son las personas, casi mato a alguien.
Y…
Es que estaba yo en una bar, no en un garito, ni en un after, ni en una plaza de un barrio mangui,Y resulta que, en ese bar lleno de personas que en principio y sin ser prejuicioso parecen ser todos gente de bien, en Alonso martinez, ya me entendeis, en el centro Madrid. Chicos y chicas elegantes, tiendas, restaurantes ., el Madrid top. Pues en ese bar, resulta que una persona me ha escupido por negro, me ha tirado un escupitajo en la espalda, por que era un negro que ocupaba su espacio, vamos que no podia estar en el mismo lugar que yo, por que, parece ser que determinados lugares, no son para gente negra. Como yo, asi pensaba el, y con su “gapo” me lo ha hecho saber.
(…)
Solo he soltado una lágrima llena de impotencia. Pero estaba llena de Odio … Y por eso me siento tan mal por que se que hoy he podido matar a alguien …
Esos tios han enseñado un precipio donde nunca me habia asomado.
Hoy he sentido la violencia mas que nunca.
Pero me he hecho el Alacran Enamorado
si esa película que habla de un tema tan manido como el racismo. Ha sido una guia por que un director debe saber de lo que habla.
Nada que añadir. Después de leer en el propio muro de Facebook de Santiago Zannou este testimonio (para mí) sobrecogedor, de sentir la misma impotencia y el mismo odio, decidí mostrarle mi apoyo. Era lo único que podía hacer yo, leyendo aquello tres días después del suceso.
Lo que yo quiero saber es qué hizo la gente de esa cafetería de la calle Alonso Martínez. ¿Los responsables del local expulsaron al agresor? A mí me da que, como en muchos otros casos, la mayoría miró hacia otro lado, fingiendo que no pasaba nada. Y ahí es donde tenemos un problema muy grave.
En fin. Hoy he considerado que tenía que destinar un espacio en el blog a todos estos hechos desafortunados.
Decimos orgullosos que no somos racistas y luego empezamos con los pero. Y en este último caso hay un pero muy gordo. Yo no soy racista, pero si humillan a un negro en mi presencia, tampoco tengo por qué hacer nada.
Y así no vamos bien, porque entonces, tan poco racistas no somos.
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