Hoy quiero que reflexionemos sobre el tema del desenredado de las niñas y niños con pelo afro.
A priori podría parecer un tema superficial o poco importante, pero las que tenemos hijos con el pelo afro sabemos que no lo es.
El desenredado del pelo afro puede convertirse en una fuente de problemas importantes para los niños (y, consecuentemente, para sus madres).
Desenredar el pelo afro puede resultar complicado, especialmente si la persona encargada de hacerlo es novata.
[warning]Cuando la persona que desenreda no sabe cómo hacerlo sin causar dolor al niño, éste sufre y vive el desenredado como algo muy negativo, desagradable, que desea evitar a toda costa.[/warning]
En consecuencia, la persona que va a desenredar al niño también vive de manera muy negativa esta actividad, pues peinar a un niño que llora y chilla es cualquier cosa menos agradable.
Esta percepción tan negativa sobre el desenredado del propio pelo y/o del pelo de nuestro hijo tiene consecuencias a niveles más profundos: es uno de los pilares del rechazo al pelo afro.
[warning]Muchas niñas y niños comienzan a rechazar su pelo afro y a fantasear con alisados motivados por evitar el sufrimiento que les provoca el desenredado.[/warning]
Por ello es sumamente importante que el adulto encargado de desenredar y peinar a los niños busque las estrategias necesarias para hacerlo sin provocar dolor a los niños.
Algunas estaréis pensando que lo que sugiero es un imposible, que “Desenredar sin lágrimas” es una idea utópica, inancanzable.
Sin embargo, esto no es así y en este post quiero daros algunos consejos para que desenredar deje de ser sinónimo de torturar.
Consejos para “desenredar sin lágrimas”
En primer lugar, para desenredar sin dolor el pelo afro de un niño es indispensable estar informada.
Debemos conocer qué productos desenredantes nos van a facilitar la tarea, qué tipo de peines son más adecuados para ello, etc.
La mejor manera de hacerlo es buscar la información que se necesita en blogs tipo éste en el que estamos (para mí, La Negra Flor ha sido la salvación, os confieso).
Una vez informadas y preparadas con los productos y utensilios que vamos a necesitar, debemos preparar al niño. Pero no me estoy refiriendo a preparar logísticamente el pelo del niño, sino en preparar emocionalmente al niño para lo que va a suceder.
Con esto me refiero a que, desde pequeños, podemos enseñar a los niños los utensilios de desenredado, permitirles explorarlos, jugar con ellos, peinar a muñecos (a ser posible, que tengan pelo afro)…
Asimismo, podemos contarles cuentos de niños con pelo afro que tenían que peinarse y desenredarse. Estos cuentos nos los podemos inventar o podemos comprar cuentos de esta temática, pues los hay disponibles en el mercado.
Estas actividades anticipatorias permiten al niño enfrentarse a la situación de manera lúdica, agradable, conociendo los utensilios que se van a utilizar, sabiendo para qué sirven, cómo se usan y por qué.
Esta información que el niño obtiene en las actividades anticipatorias, le permiten enfrentarse a la situación real con mayor seguridad, reduciendo el miedo a lo desconocido.
Con esto no quiero decir que las actividades anticipatorias deban realizarse justo antes del desenredado ni sólo las primeras veces. Podemos realizar este tipo de actividades de manera regular para ayudar a nustros hijos a conocer las peculiaridades de su pelo y favorecer el gusto por su cuidado.
Realmente, la mayoría de los niños juegan a peinar a sus muñecas. En nuestro caso, simplemente se trata de poner al alcance de los niños los utensilios especiales para su tipo de pelo y muñecos con pelo afro para que puedan identificarse mejor.
Después de las acciones relacionadas con la información y la anticipación, estaremos preparados para enfrentarnos al desenredado.
Llegados a este punto, es muy importante elegir el momento del día adecuado para ello. Debemos elegir un momento del día tranquilo, en el que los niños estén relajados y descansados, que no tengan hambre, ni sueño, ni nada que les pueda producir irritabilidad.
También es importante que sea un momento adecuado para la persona que va a desenredar. Que no tenga prisa, que no esté cansada, estresada o enfadada.
Es esencial tener en cuenta también la frecuencia con la que vamos a desenredar al niño. Hay personas que prefieren hacerlo con mayor frecuencia que otras.
[warning]Es importante valorar la frecuencia en función del grado de aceptación del niño a la situación.[/warning]
Si el niño está atravesando una etapa de rechazo intenso, podemos reducir la frecuencia del desenredado.
Por otra parte, es fundamental cuidar las condiciones ambientales en las que vamos a realizar el desenredado.
Debemos ofrecer al niño unas condiciones ambientales agradables, cómodas y estimulantyes para aguantar quietos mientras se les desenreda.
Debemos ser conscientes que el desenredado es una actividad sumamente pasiva para los niños, en la que apenas pueden intervenir ni participar, lo cual incrementa el rechazo hacia la misma. Para los niños el desenredado es aburrido, tedioso, a veces doloroso…
Por ello es importante ofrecer al niño un entretenimiento para mantener la atención activa durante el pasivo proceso del desenredado, pero no vale un entretenimiento cualquiera.
[warning]Tiene que ser un entretenimiento que permita al niño permanecer prácticamente inmóvil, le resulte muy agradable y mantenga su atención durante un período de tiempo relativamente prolongado.[/warning]
¡Sí, señoras! La única actividad que reúne las condiciones que necesitamos es la tele, y quien dice tele, dice tablet, ordenador o teléfono móvil. En esta tesitura, el apoyo de los medios audiovisuales es inestimable. Ponerle su peli favorita o los dibujos que más le entusiasman permitirán al niño pequeño vivir el desenredado de una manera mucho más positiva.
Espero que mis consejos os sirvan y no dejéis de comentar vuestras opiniones.
Un beso a todas.
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