Hoy quiero contarte la historia de Solanlly. Bueno, más que contártela yo, te la va a contar ella, porque es una de las mujeres que se ofreció a compartir el relato de su cabello en una de esas veces que he pedido la colaboración de las lectoras. Solanlly me escribió y me dijo que quería contar su historia, así que aquí la tienes:
La historia de Solanlly
Hola, Mi nombre es Solanlly, soy de Republica Dominicana y ésta es mi historia.
Desde pequeña mi madre cuidaba de mi pelo rizo peinándolo laboriosamente todos los días, hasta que llegué a la etapa de la adolescencia en la que se me metió a la cabeza que tenía que desrizarme porque todas mis amigas lo hacían. Mi madre accedió nada gustosa. Tenía 12 años la primera vez que me alisé y me adentre al nefasto mundo de los salones de belleza cuando todavía se utilizaban mucho las tenazas y las grasas con base de vaselina, destruyendo mi cabello poco a poco.
Tiempo después hice un curso de estilista que me abrió los ojos al cuidado correcto del pelo, pudiendo así revivir mi cabello, pero seguía desrizándome. Cuando mi estilista fija se embarazó, dejé de pasarme el blower; solo me hacía rolos y al secador. Esto hizo que mi pelo se restaurara aún más, haciendo que solo pasara por el salón de belleza a desrizarme.
Después de experimentar esa libertad se me metió a la cabeza el dejarme mi rizo natural, ya que no importaba con qué marca lo hiciera: siempre terminaba con muchas quemaduras químicas en el cuero cabelludo después de desrizarme. Claro que ahí estaba mi esposo, hijo de mujer con pelo lacio natural y enemigo a muerte del pelo corto. La verdad es que me vi en la posición de elegir entre mi salud capilar y la estabilidad de mi matrimonio. Al final pensé: si nuestra relación se acaba por un poquito de cabello, entonces no estábamos tan consolidados desde un principio.
En agosto de 2014 comencé a visitar un nutricionista para bajar de peso y cuando vi que ya mi cara estaba mucho más fina, me lancé. Me corté todo el pelo menos la parte de delante dejándome una cresta. Las personas a mi alrededor enloquecieron, no me había dado cuenta de qué tan pendientes estaban de mí. Éstas fueron las preguntas más frecuentes: ¿qué te hizo tu esposo? ¿Te dio una depresión? ¿Te dejaste de tu esposo? ¿Tu estás tomando algún medicamento que te hizo caer el pelo? ¿Eres lesbiana?
Afortunadamente, el corte me quedó bien y le di su terapia al esposo. En diciembre terminé de cortármelo todo y ya ven el resultado. Aparte de sentir que me va el corte, me siento libre, empoderada, fuerte, sexy. Además, descubrí (desenterré con mis propias manos) una parte de mi esposo que no conocía. Él me acepta y me apoya aunque no sea lo que los demás esperan y la verdad, con eso me basta.
Ahora cuido mi cabello igual o más de lo que lo hacía cuando me desrizaba pero increíblemente, me siento más libre y feliz.
Ésta es la historia de Solanlly, una mujer que tomó conciencia y que se mantuvo firme en su decisión de cuidar su cabello de una forma más respetuosa a pesar de los comentarios adversos.
Si tú, como el resto de chicas que ya lo han hecho, quieres compartir tu historia en el blog, envíame un mail a , con el asunto “Historias de las lectoras” y yo te explicaré qué tienes que hacer para que tu historia aparezca publicada en el blog, y las fotos en el y en el tablero de Pinterest.
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